Un Proyecto de Vicente (Tex) Hernandez

En la Ciencia Confiamos, ¿De Verdad?

La fe absoluta en la ciencia ha hecho de ella una nueva religión. Los nuevos fanáticos consideran el método científico como el único camino hacia la certeza. Afirmamos que a través de la ciencia podemos explicarlo todo, pero a menudo solo logramos construir teorías inestables que tienen sentido gracias a la fe incondicional que ponemos en los científicos.

ENSAYO CRÍTICO

TH

8/19/20253 min leer

Conocemos muy poco del mundo que nos rodea. Cuanto más sabemos, más nos damos cuenta de cuánto ignoramos. Nuevos descubrimientos exigen más descubrimientos. Toda disciplina científica está incompleta. Escribimos tesis y disertaciones para contribuir a un conocimiento que aún está incompleto. Y para completar lo incompleto, inventamos teorías que dan sentido a lo que no tiene sentido científico. ¡Y así, ponemos todas nuestras esperanzas en precarias respuestas que intentan explicar incluso lo trascendental!

¿Puede la ciencia trascender explicaciones puramente materialistas? A este nivel, lo único que la ciencia puede hacer es recurrir a explicaciones influenciadas por sistemas ideológicos complementarios. La ciencia no ofrece respuestas convincentes a todo lo que observamos y experimentamos alrededor y dentro de nosotros sin la elaboración de teorías.

¿Cuál es el sentido de mi vida y la razón de mi existencia? ¿Qué es la muerte y por qué me afecta tan profundamente? ¿Debería casarme con esta persona? ¿Debería tener hijos y, de ser así, qué legado les dejaré? ¿Por qué tengo que ayudar a mis padres o a mis hermanos? ¿Por qué la injusticia me hiere tan profundamente? Si existe el mal, debe de existir un bien… ¿Qué define realmente lo bueno y lo malo? ¿Por qué lucho contra la incomodidad y el sufrimiento? ¿Cómo puedo controlar la ira dentro de mí? ¿Cómo puedo dominar las pasiones que me moldean? ¿Y qué es, precisamente, el amor?

En resumen, la ciencia no puede proporcionar todas las respuestas que busco y necesito para vivir mi vida y encontrar la paz. Estas y muchas otras preguntas trascienden el conocimiento empírico desbordan el ámbito de las emociones, clamando una ética que busca la razón misma detrás de nuestra existencia.

La ciencia expande nuestro conocimiento sobre la realidad palpable de lo que nos rodea. Es verdadera en un sentido práctico basado en el entendimiento de lo físico. La ciencia nos ayuda a ir más rápido, llegar más alto; prolonga nuestras vidas, optimiza la producción incrementando el rendimiento—y mucho más. Gracias a la ciencia, fabricamos máquinas, elaboramos productos farmacéuticos, mejoramos el cultivo y la producción de alimentos, construimos casas, puentes y ciudades. La ciencia nos facilita todo lo que necesitamos para vivir una vida más confortable. Podemos concluir que la ciencia nos ayuda a fabricar herramientas, convirtiéndose en un instrumento de por sí.

La ciencia no puede ofrecernos una comprensión que vaya más allá de los fenómenos puramente físicos. Así podemos afirmar que nuestro conocimiento, nuestro entendimiento, es y será siempre incompleto. Incluso lo que la ciencia nos propone puede ser cuestionable porque la ciencia es inherentemente incompleta: ninguna disciplina científica ha sido completamente desarrollada, y ninguna lo será.

Una mirada al universo, a los ciclos estelares, al equilibrio dentro de cada sistema físico, de cada sistema ecológico, la variedad y estabilidad que encontramos incluso en los procesos de degeneración aparentemente caóticos, cada complejidad alcanzada con la mayor simplicidad, y los procesos vivos que estudiamos pero que no podemos replicar—esto es lo que la biología cuántica busca alcanzar—nos habla de lo más evidente: no sabemos casi nada sobre el mundo que nos rodea.

Deberíamos encontrar una manera de redefinir el papel de la ciencia y la forma en que se enseña porque lo incompleto lleva a incertidumbres y confusiones—e incluso conclusiones inaceptables, que obstaculizan o ralentizan el progreso, interfiriendo en asuntos humanos, descarrilando la vida de las generaciones que ponen su confianza en ella.

¿Puede la ciencia orientar y dar sentido a nuestras vidas? ¿Puede la ciencia convertirse en la brújula moral, la guía ética, que todos necesitamos? ¿Tiene la ciencia derecho a definir lo que es bueno o malo? En realidad, la ciencia ignora lo espiritual y por ello no puede definir nada moral o amoral: la ciencia no solo es incompleta, sino incapaz de dar respuestas convincentes a todo lo que va más allá de lo material. A pesar de esto, los nuevos creyentes se atreven a hablar de una religión científica en términos de "fe" y "esperanza", utilizando conceptos más espirituales que la materialidad que pregonan.

Necesitamos algo más que ciencia para encontrar significado y vivir una vida verdaderamente humana. Una brújula moral es esencial en nuestras vidas. Sin ella, una persona se abre a la manipulación, se vuelve fría, inhumana hacia los demás, y cae en tristezas y tormentas emocionales. En una palabra, una persona sin brújula moral se desestabiliza, perdiendo todo lo que tenía de humanidad.